ÉSTE ES ALAN MOORE

Sí, señoras y señores, como el título indica, este caballero tan piloso es Alan Moore, uno de los mejores (si no el mejor) guionistas de comic de la historia. En su haber se encuentran obras maestras como From Hell, V de Vendetta, La Liga de los Hombres Extraordinarios, Lost Girls o Watchmen. Muchas de ellas cuentan ya con sus respectivas adaptaciones cinematográficas de las que, comprensiblemente, Alan Moore ha querido desvincularse totalmente (renunciando al dinero con tal de que su nombre no aparezca en la película).

Es precisamente de la última de la que quiero hablaros, de la película de Watchmen, con la que estoy terriblemente decepcionado. Estas son mis primeras impresiones sobre la película antes de investigarla a fondo. Los que leyeron el cómic y vieron los trajes diseñados para la película seguramente se preguntarán: “¿De verdad no te esperabas lo peor?” Tienen razón, pero el caso es que por alguna razón esperaba la película con ilusión. Supongo que el hecho de que mi tesis vaya a ser una comparativa entre el comic y la adaptación cinematográfica y el hecho de que nadie desea pasarse dos años y medio investigando sobre algo que no le gusta tuvieron algo que ver.

Pero empezó la película y con ella las incoherencias. En primer lugar Zack Snyder se sacó de encima de un plumazo a toda una generación de personajes. Si al menos lo hubiera hecho bien, vale. Pero no. Ahí estaba el Comediante, después de intentar violar a una de sus compañeras de grupo, en la fiesta de despedida de la misma, como si nada hubiera pasado, como si el grupo no hubiera reaccionado en absoluto. Ahí estaba Sally Júpiter, el Espectro de Seda original, convertida en una simple anciana borrachuza, dándole palmaditas en el culo al novio de su hija. Ahí estaba una escena de la prisión que no era más que un tráiler de 300. Ahí estaba Adrian Veidt metiendo con calzador una referencia a los combustibles fósiles como parte de su plan para detener la Guerra Fría en lo que puede ser el anacronismo más bestia de la historia del cine. Ahí estaba Laurie dándose cuenta a la media hora de que había más manos acariciándola de lo normal. Ahí estaba Espectro de Seda II matando a uno de los moños de una puñalada en el cuello. ¡Ahí estaban tantas y tantas cosas que no debían estar! Ahí estaba Laurie diciendo una frase clave que debería haber dicho el Dr. Manhattan con un recurso tan pobre como “Yo sé lo que diría el Dr. Manhattan…”

Pero no estaba la gran variedad de recursos narrativos (muchos de ellos de fácil traducción al cine). No estaba la sutileza. No estaba la reflexión sobre el medio, sobre el género de superhéroes, sobre la política... No estaba la profundidad psicológica de los personajes. En definitiva, no estaba el talento de Moore. De Alan Moore, insisto. Porque parece ser que la fórmula de Snyder para adaptar Watchmen es, simplemente, eliminar las subtramas y subir el tono de las escenas violentas o sexuales, sin importar la coherencia o el carácter de los personajes, sin entender el comic. Y encima hay que aguantar los comentarios de la gente que dice que es muy fiel porque copia cuatro viñetas… En definitiva, creo que el gran error de Snyder es olvidar que éste es Alan Moore. Y Alan Moore no es lo mismo que Frank Miller.
Mal, Zack, ¡muy mal!