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lunes, 28 de junio de 2010

ADULT COMICS, AN INTRUDUCTION (1): PREMISAS

Introducción:

En los últimos años la imagen de los cómics como producto barato, desechable, acrítico e infantil, ha ido cambiando a medida que se desarrollaba una nueva clase de cómics adultos cuyos objetivos son mucho más ambiciosos. Los medios se han hecho eco de éste fenómeno creando el cliché de que los comics “maduraron” a mediados-finales de los 80. Roger Sabin, anuncia en la introducción que su intención es demostrar que la historia de los cómics destinados a un público mayor se inicia en el siglo XIX y que la “revolución adulta” de la que hablan los medios no es más que un paso más en la compleja evolución del medio. (p.1)

Para ello comienza delimitando su objeto de estudio a las publicaciones periódicas orientadas a un público adulto (descartando las tiras cómicas de periódicos y revistas, por una parte, y los cómics orientados al público infantil y juvenil, por la otra). Sabin se muestra en desacuerdo con el término “cómic adulto” puesto que los cómics, como cualquier otro medio, pueden ser leídos a diferentes niveles (p.2). De la misma manera que no se habla de televisión adulta o de librerías adultas, sería más adecuado distinguir entre comics infantiles y cómics para los lectores en general. Además el concepto de "adulto" es una arbitrariedad. Aún así, el término “cómic adulto” es el que la industria prefiere. (p.3)

Qué es el cómic?

El ingrediente fundamental del cómic es lo que Sabin denomina «comic strip». La traducción literal al español sería “tira cómica”, sin embargo éste término está comúnmente asociado un producto muy concreto: el del cómic o las viñetas en prensa. Ésta está formada por una secuencia narrativa de imágenes (a menudo, pero no siempre, acompañadas de texto). En cuanto a la extensión, puede ir de una sola viñeta hasta miles de ellas. El cómic per se es una publicación en forma de folleto, tabloide, revista o libro que incluye como elemento principal una o más secuencias de viñetas. Normalmente los cómics son publicados periódicamente y a precios baratos con tal de acceder a la mayor audiencia posible. (p.5)

Las «comic strips» suelen compartir ciertas convenciones visuales como las viñetas enmarcadas (que dividen la acción en fragmentos legibles), los bocadillos de diálogo y pensamiento, las líneas cinéticas, y varias formas de simbolismo gráfico. (p.5)

El texto también tiene sus convenciones. Existen tres tipos básicos de lenguaje textual en el cómic: narrativo (lo que en España conocemos como “cartela”), diálogo y efectos sonoros (a menudo onomatopeyas), cuyo tamaño puede ser variado para sugerir volumen. (p.5)

En lo que se refiere a los contenidos, para Sabin, la mayoría de las «comic strips» son básicamente narrativas, es decir, que explican historias. Para la narración de dichas historias en «comic strips» predomina el uso del lenguaje «cinemático». Sabin matiza que, aunque la analogía con el cine es útil, hay que tener en cuenta que ambas formas se desarrollaron independientemente. En lo que respecta a la composición el cómic suele utilizar planos de situación, primeros planos, panorámicas, etc; así como diferentes “ángulos de cámara”. Las técnicas de montaje también asociadas con el cine también son utilizadas. La ventaja del cómic sobre el cine, afirma Sabin, es que universos enteros pueden ser creados mediante el trazo sin tener que considerar más coste que el de la tinta. (p.6)

Lo cual, en mi opinión, es un cliché tan extendido como falso ya que no tiene en cuenta que un dibujante no dedica el mismo tiempo en dibujar el plano de situación de una multitud armada con horcas y antorchas avanzando por el bosque que en dibujar el plano detalle de una pupila. El hecho de que el coste de ese tiempo sea descartable dice más en contra de la política de pagos de las editoriales que en favor del cómic en sí. Dicho de otro modo, por más que algunos conceptos de la teoría del cine sean trasladables a la teoría del cómic (ya que ambos son medios que, aunque no exclusivamente, están especialmente dotados para la narración y ambos se sirven de la imagen como parte de su lenguaje), el cómic no es, como se ha afirmado tantas veces, el cine de los pobres.

Sabin afirma, que las características citadas, incluso las más propias, no deben ser consideradas condición sine qua non y que su definición, aún defectuosa sirve de punto de partida para observar algunas capacidades narrativas del cómic. Para empezar, una «comic strip» puede comprimir o extender el tiempo. (p.7)

Las «comic strips» también son capaces de ciertos trucos narrativos. Las palabras e imágenes no tienen porqué referirse a la misma cosa y los creadores pueden jugar con la juxtaposición para crear una variedad de modos dramáticos. Las «comic strips» son ideales para la metáfora y el contrapunto dramático o irónico es una técnica usada frecuentemente. (p.8-9)

Estos recursos resaltan el hecho de que la «comic strip» no depende exclusivamente de la palabra o de la imagen sino de algún lugar entre ambas. Es lo que se conoce como el “matrimonio entre texto e imagen”. Las permutaciones entre ambas son prácticamente infinitas. En resumidas cuentas, las «comic strip» tienen su propia estética: son un lenguaje con su propia gramática, sintaxis y puntuación. No son un híbrido entre la literatura y el arte sino un medio por derecho propio.

No existe pues ningún motivo para confinar los cómics a un determinado grupo de edad. Al menos teóricamente, los cómics tienen el mismo potencial como medio de comunicación para adultos como para niños. (p.9)

SABIN, R. Adult Comics: An Introduction. Londres: Routledge, 1993.

Nota: Aunque he intentado mantener lo más posible la intención del autor (excepto en mis propios comentarios, claro), este texto no debe ser tomado como una cita literal, la traducción es algo libre y el texto ha sido resumido en función de lo que yo consideraba más importante.


6 comentarios:

  1. "De la misma manera que no se habla de televisión adulta o de librerías adultas, sería más adecuado distinguir entre comics infantiles y cómics para los lectores en general".

    Estoy de acuerdo, Dani. Lo interesante quizás es ver por qué llevamos tanto tiempo hablado de "cómics adultos". Para dar a entender al público general que en el cómic también hay tebeos para adultos, claro. Y eso se ha hecho (o se hace) porque durante décadas el público general daba por supuesto que el cómic era infantil.

    Si llega el día en que esa situación se invierta y normalice, pues eso, efectivamente se podrá dar por supuesto que los cómics son para lectores en general (como la literatura o el cine) y que, si acaso, existe una sección o categoría de cómics infantiles.

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  2. Hombre, Pepo! vaya por delante que me alegra un montón que te pases por aquí a dar tu opinión!

    Entiendo la lógica de tu razonamiento y comparto absolutamente que ese es el motivo principal para la reivindicación del "cómic adulto". Sin embargo (y reconozco que es una cuestión tan opinable como la que más), no soy partidario de aplicar una especie de compensación hasta que el equilibrio sea restablecido (o, incluso establecido por primera vez).

    Pondré dos ejemplos que escapan un poco de la temática pero que, según mi criterio, reflejan muy bien esa misma lógica: las políticas de paridad entre hombres y mujeres en el gobierno o ciertas políticas lingüísticas que aplica la Generalitat. Son sólo dos ejemplos pero hay un montón más. Ambas pretenden compensar un claro desequilibrio anterior (y, a veces, todavía vigente) como son la menor consideración de la mujer en el mundo laboral (y especialmente en la política) o las constantes limitaciones del uso del catalán durante el Franquismo.

    Sin embargo, y sin que pueda existir el menor atisbo de duda sobre lo mal que me parece el desequilibrio en estas situaciones, no soy partidario de las políticas de compensación, o la discriminación positiva. Centrémonos por un momento en el caso de la paridad. Yo creo en la meritocracia, lo cual no tiene que ver con el género se mire por donde se mire. Para mi los puestos políticos deben ser ocupados por la persona más capaz para asumir el puesto. Que el porcentaje sea 40-60% o 60-40% es algo que, y perdón por la expresión, me la pela. Creo que la mejor manera de demostrar que no hay diferencia alguna entre hombres y mujeres a la hora de optar por un puesto es simplemente no considerar la variable a la hora de asignarlos, no imponer una paridad arbitraria.

    Volviendo al caso que nos ocupa, de la misma manera, creo que reivindicar el cómic adulto hasta que llegue el equilibrio (por cierto, cómo lo medimos? cuando sabremos si ha llegado?)no es una buena estrategia. El camino más corto para reivindicar el cómic "para lectores en general (como la literatura o el cine) y que, si acaso, existe una sección o categoría de cómics infantiles" es reivindicarlo como tal, con esas mismas palabras con las que no podría estar más de acuerdo. Podemos dar por supuesto que lo es, porque lo es!

    Para mi, la mejor opción es predicar con el ejemplo. Así de fácil. La discriminación positiva es, lo mires por donde lo mires una manera de discriminación! Acaso no era eso mismo lo que pretendía evitarse?

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  3. Dani, creo que lo de la discriminación positiva legal no tiene nada que ver con el tema del que estábamos hablando.
    Volviendo al tema, la cuestión que uno se puede hacer es, ¿para qué hace Roger Sabin en 1993 un libro que se titula ADULT COMICS. AN INTRODUCTION? Porque la razón de ser de ese libro no es en realidad criticar el término "cómic adulto", sino explicar a los lectores interesados en su libro que tebeos para adultos han existido a lo largo de la historia del cómic, y cuándo y dónde se han dado esos cómics que los adultos leían.

    Lo que quiero decir es que, si para el público general fuera algo tan obvio y sabido ("los tebeos no sólo son para niños, hay tebeos para todo el mundo, también para adultos, y no sólo con el boom del 87"), Sabin no hubiera tenido tema para su libro ADULT COMICS. Pero había tema, había que explicarlo al público general, porque el público general daba por hecho que los cómics eran sólo para niños. Por eso Sabin escribió este estudio.

    (creo que te va a gustar el libro, por cierto, yo lo leí no hace mucho)

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  4. Sé que esa es la intención de Sabin, lo que no quiere decir que esté de acuerdo con él ni con su definición del término. Sabin está más cercano a tu discurso que al mio.

    Yo no pretendo demostrar que para el público en general el cómic esté considerado un medio para el público en general por una sencilla razón, no lo está. Lo que yo digo es que los teóricos y los autores debemos actuar como si lo estuviese.

    Frank Miller en "Eisner/Miller" afirmaba algo similar: "Se ha demostrado sin duda que es un medio artístico; creo que no tenemos que reclamar ese reconocimiento ya más. No necesitamos seguir justificando nuestra existencia (p.178-179)" y "Creo que a partir de ahora deberíamos dejar de debatir sobre si somos un medio válido o no. Lo somos. Dejemos que los demás reaccionen ante eso. Por eso decía lo de ser 'chulos', lo de tener confianza. Tenemos que dejar de intentar convencer a la gente. Tenemos razón. Ya se darán cuenta (p.183)"

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  5. Sí está reconocido como medio, lo que no está reconocido es como arte. Y arte es lo que los estudiosos del arte llaman arte, y lo hacen por supuesto con una argumentación detrás, no arbitrariamente.

    Luego si no hay una teoría potente sobre cómic que demuestre esa valía del cómic como arte, no será reconocido como tal. El reconocimiento de algo como arte es un proceso que no se produce por combustión espontánea, ni mucho menos. Si Duchamp es quién es hoy se debe a todo lo que ha escrito sobre él, y eso incluye estudiar (de nuevo, los teóricos-historiadores del arte) su impacto posterior en todo el arte del XX. Esos estudios son los que pasan a los libros que luego estudian los alumnos en las universidades, a estudios más divulgativos, etc. Por ejemplo, al libro divulgativo sobre arte del XX que -por ejemplo- consulta un periodista no especializado para documentarse antes de escribir un artículo en el que se mencione a Duchamp, etc.

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  6. Curioso, así que:
    1 el noveno arte no está considerado arte,
    2 por eso se necesita una cantidad importante de libros que desde la historia del arte lo certifiquen y
    3 que algún día un periodista los cite...

    No sé, Pepo. En ninguna de las redacciones en las que he trabajado he visto nunca un libro divulgativo del arte del siglo XX.

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